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¿Por qué no se van, no se van del país?



José Bellido Nina


Una palabra de moda que se lee y escucha en distintos ambientes de nuestros país o ciudad es el ser "moderno".

Esta "palabrita" no tiene una carga filosófica o reflexiva, en la mayoría de los casos, sino que responde al medio consumista, fetichista, adicto a la tecnología (smartphone) y "copión" de algunos peruanos. La civilización se mide en las conductas adoptadas de aquellos "ciudadanos" que creen haber encontrado en la ley nacional e internacional un medio para decir que "derecho" es todo lo que quiero para ser "feliz" y  el Estado es solo un garante de mis deseos y conveniencias.

A esta gente le "revienta" que la mayoría de peruanos tenga indicios de conservadurismo o crea en algún dios salvador de almas; más aún, si estos feligreses anuncian su fe de cristianos al público; es decir, tratan de dar mensajes de verdad y bien universal a los políticos. Aunque para ellos, los cristianos no son políticos activos si aún siguen pensando en "manipular" las mentes de los niños con temas como: Debe respetarse a mamá y papá, honrándolos; educarlos como varoncitos y mujercitas; estudiar aquello que te hace virtuoso; obedecer las reglas de casa en la entrada y salida; ir a la Iglesia los domingos, etc. 

Para ellos, el niño es libre de optar por cualquier posición, incluso si es contraria a su dignidad. Al fin y al cabo es mi la vida, no la tuya. Hago de mi vida lo que se me da la gana, porque soy autónomo (frase que nos vende los medios). Pero si sigues esta regla, entonces eres un "incomprendido". Sí, la oveja negra de la familia. El que trepa el muro del vecino para pasar al techo de su casa y entrar sin que papá se de cuenta, pidiendo que el vecino no te confunda con un "choro" y te meta perdigones; el que fanfarronea de haber sido un "galán" con toda las de la cuadra; el que mide su virilidad, pegando "las malcriadas" en su cuarto; la que "florea" con saber cómo es la vida y contartela, todo porque amaneció borracha después del concierto y la "batida" se la llevó a la comisaría; los que creen que no eres de la "gentita" porque no tienes ¿Facebook?; los que odian el racismo, pero se fascinan con "Al fondo hay sitio"; etc. Por otro lado, los que "defienden" los derechos de los aparentemente excluidos: Las mujeres pueden abortar, porque deciden sobre su cuerpo; el "matrimonio" homosexual, pues no son ciudadanos sin eso; los lujuriosos intolerados por no tener su "zona rosa"; los defensores de la marihuana u otra sustancia nociva para "volar"; aquellos que promueven la "muerte digna" como derecho, etc. 

Pero, ¿de dónde viene tanta tontería? ¡Fácil! De Occidente. ¿Por qué ellos son modernos y nosotros no? Porque nosotros tenemos sentido común y no tanta ideología concupiscente, porque aún conservamos la dignidad en el respeto del ser, incluso en las zonas más humildes de nuestra Nación. Aunque respondamos a encuestas sobre temas relevantes, pero no tengamos fundamento para ella, nos queda la duda a favor del más vulnerado.

Aquellos que critican nuestras leyes por ser retrógradas y estúpidas, todo porque los sensatos quieren encontrar una vida buena y defender la clave hermenéutica de la comunidad. Pero alaban embobados que Ricky Martin tenga a sus hijos por medio de "vientres de alquiler" y salgan fashion en la revista. O impresionados, porque se dio la noticia de que un varón salió "embarazado". La verdad, es un transexual, que no le importa  engañar a todos y, peor, a él mismo.

Ellos que reclaman que es "justo" que se regule todo esto, porque los "países desarrollados" toleran estos comportamiento, pues todos somos "libres" e "iguales". Reniegan del origen religioso del mestizaje peruanos y "pitean" cada vez que Cipriani hace una crítica a los posmodernos, sin entender que la Iglesia somos todos. Por lo menos, tienen que reconocer que las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es consecuente en comparación a nuestra tan cuestionada Corte Interamericana de ¿qué?

Estas ideas circulan en la blogósfera con aire emancipador. Abandonando la razón por la necedad.

En conclusión, a esos que se aferran a modelo de mundo corrupto que se pasa por "moderno", les digo: ¿Por qué no se van, no se van del país? Si no, quédense, mantengamos un orden y justicia en las relaciones entre personas, con una sana tolerancia, abierta al diálogo, buscando la verdad.