Ir al contenido principal

Entradas

La educación liberal: Lecturas desde John Henry Newman y Leo Strauss

Entradas recientes

El bien común como finalidad del derecho a la buena administración pública. Dos críticas al interés general

1.- Derecho, Estado y política en la Historia: breve aproximación El ser humano es un ser social por naturaleza y en su ejercicio forma una comunidad de hombres con los que convive y coexiste. Desde Aristóteles la política ha sido una actividad connatural al hombre. Es la physis (naturaleza) del hombre la que permite que se agrupe entre sus semejantes, entre hombres ejercen la libertad política para deliberar, participar y decidir sobre la res publica . Es la polis la ciudad de convivencia, pero coexiste al organizarse en el logos , construyendo un mundo simbólico a través del lenguaje. En el ágora el demos ateniense manifiesta el autogobierno en la magistratura en esa agrupación genera una unidad de hombres, en tanto homogénea es distinta a otra agrupación: lo político. La experiencia ciudadana está en lo cotidiano del debate político (Walzer, 2001, p. 158), en la identidad y responsabilidad que se genera al asumir una posición en la comunidad, en la forja de la phili

Las virtudes teologales en la senectud

La sociedad actual, marcada por sus relaciones comerciales y de consumo, ha dejado a la deriva la importancia de lo verdadero, lo bueno y lo hermoso; es decir, la contemplación de nuestra vida y nuestra familia, y esta comunidad humana se olvida a nuestros primeros padres: nuestros ancianos. ¿Qué puede albergar el corazón de nuestros abuelos? El conocimiento que se adquiere en una vida que reflexiona constantemente sobre el pasado y se cobija en la esperanza de la Eternidad. La Iglesia ha sido constante en sus enseñanzas sobre las virtudes teologales. Estos buenos hábitos donados desde el Cielo y presentes al final de nuestra vida son la fe, la esperanza y la caridad. La fe en la senectud ve a Nuestro Señor Jesucristo vivo, la esperanza en la vejez contempla el Sepulcro Vacío y a Cristo resucitado, la caridad se manifiesta en el amor salvífico del Hijo que conduce al Padre y de la caridad entre sus criaturas predilectas sobre toda Su creación: los hombres. La Igle

Crisis y política

La crisis y su origen En la actualidad podemos apreciar una crisis en la moral y la religión cristiana que menoscaba la identidad y responsabilidad del católico en el espacio público, y la legitimidad de sus argumentos en un escenario plural y democrático: el relativismo gnoseológico y moral, y el laicismo político, cuyo origen es “el eclipse del sentido de Dios y del hombre, característico del contexto social y cultural dominado por el secularismo, (…) perdiendo el sentido de Dios, se tiende a perder también el sentido del hombre, de su dignidad y de su vida” [1]. Esta crisis, creemos, embulle y aleja al católico del reconocimiento y defensa pública del orden natural vinculado a la vida, el matrimonio y la familia, querido por Dios, y de las acciones impostergables para que Cristo reine en el orden temporal, social y político. Primera crisis: El relativismo gnoseológico y moral En líneas generales, todo hombre por naturaleza anhela conocer la verdad, porque aprehend