La sociedad actual, marcada por sus relaciones comerciales y de consumo, ha dejado a la deriva la importancia de lo verdadero, lo bueno y lo hermoso; es decir, la contemplación de nuestra vida y nuestra familia, y esta comunidad humana se olvida a nuestros primeros padres: nuestros ancianos. ¿Qué puede albergar el corazón de nuestros abuelos? El conocimiento que se adquiere en una vida que reflexiona constantemente sobre el pasado y se cobija en la esperanza de la Eternidad. La Iglesia ha sido constante en sus enseñanzas sobre las virtudes teologales. Estos buenos hábitos donados desde el Cielo y presentes al final de nuestra vida son la fe, la esperanza y la caridad. La fe en la senectud ve a Nuestro Señor Jesucristo vivo, la esperanza en la vejez contempla el Sepulcro Vacío y a Cristo resucitado, la caridad se manifiesta en el amor salvífico del Hijo que conduce al Padre y de la caridad entre sus criaturas predilectas sobre toda Su creación: los hombres. La Igle...
DERECHO, POLÍTICA Y OTRAS COSAS