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Imago Dei



Por: José Bellido Nina


Carlos Bellatin, poeta arequipeño, desarrolló una lectura errónea de la Cuestión 92 de la Parte I de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino. Él señala que Santo Tomás de Aquino considera al hombre con una función vital, entender; mientras que la mujer sólo es ayuda reproductiva. El santo al dar solución a las objeciones discierne entre la potencia generacional activa y pasiva, comunes a las plantas y animales, por la semilla y el coito, respectivamente. Ésta es más perfecta que aquélla en la función vital; sin embargo, existe una función vital más digna en el hombre que es entender, pero Santo Tomás entiende por hombre al varón y mujer, así manifiesta: “Por eso, en él era conveniente una mayor distinción de ambas potencias, de modo que la hembra fuese hecha separadamente del varón y, sin embargo, se unieron carnalmente para la generación”. Distinguir ambas potencias (varón y mujer) en el hombre, siendo que la operación vital de ambos es entender.

Ahora bien, el error de Bellatin está en leer mal, pues para él el hombre es varón, mas no mujer. Así continua con su error al considerar el sometimiento servil y económico o civil de la lectura, y el último es el de la mujer hacia el varón. Bellatín interpreta esto a partir de: “Este es el sometimiento con el que la mujer, por naturaleza fue puesta bajo el marido; porque la misma naturaleza dio al hombre más discernimiento”. Entendiendo  que, hombre es marido, no mujer; sin embargo, Santo Tomás al expresar “dio más discernimiento al hombre” se refiere al marido y a la mujer en familia, pues en su tiempo todo se ordenaba entre gobernados y sabios, guardando relación en la familia y el pueblo en relación a los siervos o súbditos. La mujer se sometía al marido. Una visión que era común en Grecia, Medio Oriente, judíos y otros grupos. Por tanto, el hombre (varón y mujer) tienen más discernimiento para la utilidad y el bienestar.

El lector tiene la oportunidad de leer la Suma Teológica y seguir  la cuestión y los artículos desarrollados. El apego a las Escrituras por parte del Doctor Angélico explica la relación de la mujer al hombre desde el pecado.

Es en la Cuestión 93, donde se desarrolla hondamente la relación del varón y la mujer como imagen y semejanza de Dios. Así tenemos el Génesis 1:26-27. El hombre es imagen de Dios, Imago Dei, pues Él les da inteligencia, lo que los hace semejantes, mas no iguales a Él. Una semejanza imperfecta por su naturaleza distinta. La semejanza perfecta únicamente es con el Hijo, por su identidad. Desarrollado en el artículo 1.

Así, el artículo 6 de la misma Cuestión en respuesta a la segunda objeción, expresa que: “Así, hay que decir: La Escritura, después de decir Lo creó a imagen de Dios, añadió: Los creó macho y hembra, no para que se tome la imagen de Dios de la distinción de sexos, sino porque esta imagen divina es común a ambos sexos, puesto que se da por la mente, en la que no hay distinción de sexos”.  Es decir, la imagen y semejanza del hombre, varón y mujer, a Dios se origina como criatura racional o naturaleza intelectual. De modo que, tanto el varón y la mujer son iguales en naturaleza y dignos. En la concepción del hombre de Santo Tomás de Aquino no existe desmedro hacia la mujer como Bellatin erróneamente cree.

Por último, personajes promotores del ateísmo o laicismo beligerante, dicen que Santo Tomás de Aquino es misógino por haber escrito en la respuesta a la primera objeción de la artículo 1, Cuestión 92, que la mujer es algo imperfecto y ocasional (o interpretados por ellos: defectuosa y mal nacida). Tenemos que decir que, esta postura obedece a sesgo deliberado, stultitia, con el ánimo de inducir al error y engaño a los hombres de buena voluntad. Queda claro que, en estas breves líneas, hemos intentado dar una visión en promoción de la verdad.