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Humala: ¿Del romántico político y el Estado Social al Estado Constitucional?




José Bellido Nina



Tenemos nuevo presidente y políticas públicas que se implementan en los próximos cinco años. Humala no sólo supo cambiar el discurso del 2006 o modernizarlo, como dicen los de izquierda liberal, sino encontrar el diálogo adecuado para el desarrollo de la Nación, pese a su multiculturalismo y diversidad.

Ollanta Humala, ha moderado ese romanticismo político caracterizado por la aversión al modo de vida liberal-burguesa mecanizada por las relaciones mercantiles; permaneciendo con la cuestión social que no cambia en los últimos gobiernos; es decir, las transformaciones culturales y demográficas que tiene como consecuencia la exclusión social con una atención endeble por parte del Estado y el empresariado. 


Frente a esta situación, se reclamaba una presencia más activa del Estado, moldeándose el Estado Social de Derecho, que atienda a las demandas de los trabajadores, obreros y campesinos, y de movimientos sociales. Este modelo de Estado requería una concepción distinta de la ley. La ley no puede estar siempre a favor de los grandes propietarios, tendrá que ser mutable de acuerdo al tiempo y a las circunstancias. Esta tarea correspondía a los legisladores, pero no estaban sujetos más que a un simple formalismo de producción de leyes. Por ello, el cuidado residía en el procedimiento. Pero daba paso al beneficio de la mayoría parlamentaria y al interés partidario, mas no al respeto de la persona. Consecuencia de esa visión, presenciamos la proliferación ideológica que llevó a Occidente y Oriente a guerras en pro de un mayor progreso.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la visión hacia la Constitución se hizo notable. Se comienza a reconocer la dignidad humana como base de todo ordenamiento jurídico; el respeto, promoción y protección de derechos humanos universales, absolutos, inalienables, inviolables e imprescriptibles. La Constitución pasó a sentar las bases indemnes por la que los poderes del Estado, autoridades y la sociedad deberían actuar. Constituyéndose derechos, valores y principios que han de regir erga omnes o inter pares. Cuya presencia merece un resguardo y aplicación a través del Tribunal Constitucional, Poder Judicial e instituciones públicas y privadas. Se pasa del formalismo a un contenido sustancial que se evidencia en el derecho.

Estas consideraciones se plasmaron, aparentemente, en Humala. Su mensaje presidencial por lo menos dejó entrever que a pesar de las reformas políticas, jurídicas, económicas y sociales, queda  la defensa a esos derechos, valores y principios que permanecen en la Constitución, pues tanto la Constitución Política de 1979 como la actual, preservan.

No creemos que los derechos naturales como la vida, la libertad y el matrimonio que son absolutos, tengan que ser negados por cierto “progresismo”, desnaturalizando a la persona y la familia.