José Bellido Nina
Se está dando un intercambio de argumentación y adjetivos entre líderes de opinión, algunos directores de diarios, y politólogos en torno a la revocatoria. Este tema no sería interesante sino cuando existen posiciones políticas como la izquierda y la derecha, y más que defender los derechos fundamentales o humanos como a las instituciones, se defienden a una persona o grupo reducido de personas.
Si bien la revocatoria es latente para Villarán, ésta no ha tenido reparos en defenderse, aunque para ello desconozca la democracia. Al igual que Juan Carlos Tafur que expresó la frase: La derecha bruta y achorada (DBA) y con explicación aún, sumándose Augusto Álvarez Rodrich. La derecha liberal, Aldo Mariátegui, respondió a la izquierda liberal, sacando "trapitos sucios" de Tafur y AAR al servicio de Alberto Fujimori.
Por otro lado, Carlos Pérez Crespo se enfoca en el apocalipsis de la izquierda de prosperar la revocatoria o la izquierda bruta y achorada (IBA), y Carlos Meléndez profundiza en la democracia participativa y el mecanismo de la revocatoria. O como Dante Bobadilla que escribe sobre la conocida doble moral de la izquierda. Se oyó al promotor de la revocatoria, Marco Tulio Gutiérrez o a quienes se les ha acusado de financiar y ser causantes de este debacle: Luis Castañeda y Alex Kouri.
¿Por qué es importante leer todas estas posiciones? Porque nos da un conocimiento amplio de qué es y qué no es la revocatoria. Encontrar la verdad y el sentido de la política contribuye a tener una formación cívica independientemente de si se tiene o no militancia en un partido político.
Lo preocupante en el ejercicio de la revocatoria por parte de los ciudadanos, desplegar su derecho político en un auténtico Estado de Derecho, es el desconocimiento del otro como igual y libre de ejercer sus derechos, precisamente porque la democracia liberal promueve esa igualdad y libertad que el Estado debe reconocer y garantizar. Este debate entre la izquierda y derecha que evita extremos está siendo socavada realmente por la izquierda moderna que descalifica al ciudadano de a pie por manifestar su incomodidad por hacia una gestión edil ineficiente con asombrosa falta de prudencia política, y, al mismo tiempo, destruye las instituciones, las cuales son garantes de la democracia, pues son fiscalizadores de que se cumpla con los procedimientos ajustándose al principio de legalidad y supremacía constitucional.
Siguiendo la concessio imperii y considerando que los derechos fundamentales son el fundamento y límite de la democracia, la revocatoria es un derecho fundamental de control de la gestión pública, instaurada por elecciones populares, socavada por la ineficiencia, irregularidad y corrupción contrarias a la búsqueda del bien común de la comunidad política. Percepciones que se presentan en los propios ciudadanos de a pie que ven las demandas públicas, hechas promesas en campaña electoral, como políticas públicas no ejecutadas a pesar de su urgencia.
El verdadero protagonista de la revocatoria es el ciudadano, pues si éste firma los planillones, vota a favor de la vacancia del concejo municipal y elige nuevas autoridades, será quien decida el rumbo político de su comunidad y quiénes estarán a cargo de esa dirección.
Los de izquierda no deben excusar su imprudencia ni jugar con la democracia y los derechos fundamentales.
Los de izquierda no deben excusar su imprudencia ni jugar con la democracia y los derechos fundamentales.
A ver si los "políticos" leen el art. 2 Inc. 17, art. 3 y art. 31 de nuestra Constitución Política.