Parece que no hay duda de que Nadine Heredia es una política carismática o siguiendo la descripción webberiana: una autoridad que denota gracia en cada actitud o contacto con el pueblo; el papel extraordinario de Primera Dama que muestra en cada espacio público, mostrándose como una funcionaria más del gobierno y quien aparenta encarnar al mismo Estado en una figura presidencial; la confianza que desea inferir en cada discurso al ciudadano que espera paciente una reducción a sus males; su seguridad al hablar con los periodistas sobre las políticas del gobierno; hasta la toma de decisiones en el Consejo de Ministros, que llevó al Presidente del mismo a renunciar. No pasó ni un año del mandato presidencial, para que la figura de Heredia esté en cada inauguración de programas o campañas del gobierno y que fueron transmitidas por el canal del Estado. Actores sociales y políticos vieron con preocupación el protagonismo y no dudaron en reducir su ego mediante frases disuasivas
DERECHO, POLÍTICA Y OTRAS COSAS