Por: José Bellido Nina Ante el actual escenario electoral donde apreciamos diferentes propuestas para satisfacer las demandas sociales, encontramos también aquellas que colisionan con la conciencia del católico. Los principios o valores fundamentales, como la vida, el matrimonio y la familia, constituyen instituciones básicas de nuestra civilización, que claman una defensa impostergable en el espacio público, y cuya enseñanza reside en la Iglesia católica, Madre y Maestra, “experta en humanidad” [1] . De un tiempo a esta parte, los gérmenes del relativismo moral y religioso, así como el pluralismo y el liberalismo, han inventado un hombre ajeno a la búsqueda de la verdad y el bien, reduciendo sus facultades naturales a la experiencia sensible que le dan los sentimientos y las emociones inmediatas, renunciando al estudio trascendente y a la contemplación eterna. Recordando a Donoso Cortés y su crítica al pensamiento moderno, el liberalismo no tiene noticias de Dios,
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